viernes, 4 de diciembre de 2015

Esmog fotoquímico

Desde hace unos días es noticia esa famosa boina de contaminación que se extiende por Madrid. Se trata de un grave problema que las autoridades tratan de paliar como pueden. Pero, ¿qué es exactamente esa contaminación y de dónde proviene? Intentaremos responder a estas cuestiones.

         La causa de esa contaminación no es otra que el llamado esmog fotoquímico. La palabra esmog es un anglicismo que proviene de “smoke” (humo) y “fog” (niebla), debido al aspecto que tiene dicha contaminación. Para que se produzca deben darse tres condiciones: alta densidad de tráfico e industria, condiciones meteorológicas y orográficas que permitan el cierre del sistema y elevado grado de insolación.

         La principal causa del esmog fotoquímico es el tráfico, básicamente lo que sale por el tubo de escape. Recordemos (y si no lo recuerdan, se lo digo) que a el motor de combustión interna necesita un combustible (la gasolina o del diésel) y también un comburente (el oxígeno del aire), para que ambos mezclados produzcan la combustión que pone en marcha los pistones que mueven el coche. 

         La combustión es una reacción de oxidación, donde los hidrocarburos presentes en la gasolina o diésel se “queman” hasta formar monóxido de carbono (CO), dióxido de carbono (CO2) y agua (H2O). Pero como hemos usado aire como comburente, que aparte de oxígeno también contiene nitrógeno (N2), este último también se “quema”, formando dióxido de nitrógeno (NO2). Por otra parte, no todo el combustible se quema, de modo que quedan rastros de hidrocarburos inquemados. Toda esa mezcla no puede salir a la atmósfera porque es extremadamente contaminante. Por ello todos los coches disponen de un convertidor catalítico, cuya función es oxidar el CO y los hidrocarburos inquemados a CO2, y reducir el NO2 a N2. De modo que lo que sale por el tubo de escape es CO2, N2 y H2O. Siendo los dos últimos inocuos, y el primero es inocuo para nosotros, aunque no tanto para el medio ambiente.

         El problema es que el convertidor catalítico no es 100% eficiente, con lo cual siempre va a haber restos de hidrocarburos inquemados, CO y NO2 en el tubo de escape. La concentración de estos contaminantes es muy baja y nada preocupante, pero en una gran ciudad como Madrid, con tantos coches, todos estos contaminantes pueden acumularse y suponer un problema.

         Pero para que tal cosa se dé, debe haber unas condiciones meteorológicas y orográficas que lo permitan. Es decir, los contaminantes tienen que quedar atrapados, de modo que se acumulen y su concentración aumente. Esto ocurre cuando se da una inversión térmica.

         Habitualmente, al subir de altitud, el aire se va enfriando gradualmente. En una inversión térmica se da la situación opuesta; es decir, una capa de aire frío queda por debajo de otra capa de aire más caliente. Las causas de este fenómeno son varias y muy extensas de explicar, con lo cual no voy a tratarlas. Pero la consecuencia fundamental de este fenómeno es que todos los contaminantes no pueden salir de esta capa de aire frío que se forma, con lo cual se van acumulando.

         Pero no basta con esto. Ahora interviene la tercera condición, que es la insolación; es decir, debe haber una exposición al sol, por ello este fenómeno tiene el nombre de fotoquímico. Porque se producen una serie de reacciones catalizadas por la luz solar, que en sí son bastante complejas, pero básicamente lo que ocurre es que el NO2 se degrada a NO, produciendo ozono (O3), y también se forman muchos radicales como el O·, el HOO· y el HO·, que actúan como intermediarios para que los hidrocarburos inquemados y CO se oxiden a compuestos como aldehídos, nitrato de peroxiacilo (PAN) etc, altamente contaminantes.

         De esta manera, se forma la neblina contaminante que conocemos como esmog fotoquímico. Sus principales efectos son la pérdida de visibilidad, las plantas tienen dificultad para realizar la fotosíntesis. Y además, a nivel humano, provoca diversos problemas respiratorios y debilita el sistema inmunitario.

         Multitud de ciudades se han enfrentado a este problema. Dado que la principal causa es el tráfico, una de las mejores medidas es tratar de reducirlo. Como por ejemplo permitiendo un día acceder al centro sólo a coches con matrículas pares, al día siguiente sólo a coches con matrículas impares, y así consecutivamente. Limitar la velocidad para evitar una mayor emisión de contaminantes. E incluso una medida mucho más eficaz, que es ofrecer transporte público gratuito.




         Sea como fuere, la resolución de este problema está en manos de los usuarios de vehículo privado. Tal vez sea hora de aprender que nuestras acciones tienen consecuencias, aunque no lo parezca. 

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