sábado, 28 de noviembre de 2015

Círculo

Los viajes en el tiempo no están inventados, no están inventados… aún. Pero en el año 2034 sí que lo estarán. Un grupo de investigadores de una prestigiosa universidad logró construir una máquina que lo permitía. Actuaba creando un agujero de gusano artificial y temporal entre dos puntos del tejido espacio-tiempo. Es decir, que además de viajar en el tiempo, también permitía viajar en el espacio. Lograron enviar animales como perros o gatos algunas horas hacia el futuro, confirmando que dichos viajes no resultaban nocivos para los seres vivos.

         El rectorado de la universidad era muy reacio a publicar estos resultados. Tenía demasiado miedo a la inquietud que podría provocar la revelación al público general de estos hechos, que sin duda eran revolucionarios. De modo que los investigadores actuaron con prudencia y evitaron mencionar nada del asunto. No obstante, no dejaban de preguntarse cómo se resolverían las paradojas temporales. En especial la paradoja del abuelo. Si yo retrocedo en el tiempo y mato a mi abuelo, no podré nacer, entonces mi abuelo no habrá muerto. Era una cuestión que intrigaba mucho, sobre todo al doctor Wilson, que lideró dicho proyecto, y además él mismo diseñó las ecuaciones para que éste pudiera ser posible.

         Wilson era una persona muy solitaria, totalmente volcada en el trabajo. Su ambición era lo único que movía su vida, y en ese momento no podía pensar en otra cosa que no fueran las paradojas temporales. Sentía una necesidad interna de comprobarlo de primera mano, y tomó una arriesgada decisión: matar a su abuelo.

         Con la excusa de realizar algunos ajustes técnicos a la máquina, logró entrar en el laboratorio, y puso en marcha su plan. Fijó la fecha del 29 de agosto de 1952 y se convirtió en la primera persona en viajar en el tiempo. El viaje apenas lo notó. Nada más activar los circuitos temporales, se vio de repente en medio de un campo. Dejando la máquina bien oculta, puso rumbo al pueblo natal de su abuelo, que no estaba muy lejos. Aquel pueblo era muy pequeño, de no más de 200 habitantes con lo que encontrar a su abuelo no fue difícil.

         Mientras caminaba por la calle principal, le vio viniendo de dirección opuesta. En ese momento, Wilson se quedó paralizado, no era apenas consciente de lo que veía. Su abuelo comenzó a mirarlo de forma extraña, al ser él un forastero. Pero entonces, se escuchó un ruido en una casa cercana, lo que provocó que el abuelo se girara hacia atrás para observar lo que había ocurrido. Y Wilson aprovechó para reponerse, sacar su pistola, apuntar y acabar con la vida de su abuelo.

         Lo había hecho, su abuelo yacía sin vida en el suelo. La gente empezó a asustarse, y Wilson huyó del lugar del crimen a toda prisa. Cuando logró ponerse a salvo, comenzó a pensar acerca de lo que había pasado. Él seguía vivo, ¿cómo podía ser posible? No encontró respuesta. Lo único que pudo hacer es regresar a su tiempo. De modo que se dirigió a la máquina y puso rumbo a casa, justo después de haberse ido, para no levantar muchas sospechas.

         En cuanto llegó a su laboratorio, algo extraño pasaba, no parecía su laboratorio, los objetos y equipos parecían distintos. Lo primero que pensó es que habría llegado a otro laboratorio distinto. Pero no, pudo comprobar que era el suyo, o el que al menos, estaba donde debía estar el suyo, aunque no era su laboratorio. Wilson estaba desconcertado, salió a fuera y observó la placa que había a la entrada, donde debía poner “Wilson Ph. D.” en realidad ponía “Mason Ph. D.”. Mason era uno de sus colegas, algo muy raro pasaba.

         Mientras se dirigía a la salida, se cruzó precisamente con Mason, pero ni siquiera le saludó, no parecía conocerle. Entonces Wilson comprendió la verdad. Al matar a su abuelo, había creado una nueva realidad alternativa en donde él no había nacido, era el Wilson de esa realidad el que no había nacido, no él. Él seguía existiendo porque en su realidad su abuelo no fue asesinado. De modo que estaba allí atrapado, en un lugar en el que técnicamente no existía. Había resuelto la paradoja temporal del abuelo, pero debía regresar a casa, donde tenía una vida. De modo que la solución más viable era regresar a 1952 y evitar matar a su abuelo.

         Fue corriendo hacia su laboratorio, se subió a la máquina y regresó a 1952, a un lugar un poco alejado de donde llegó la primera vez. Después se dirigió inmediatamente al pueblo, y se encontró consigo mismo buscando a su abuelo, que quedó estupefacto ante tal encuentro. Wilson le explicó todo lo que había pasado, e intentó convencerle de que no lo hiciera. Pero el otro Wilson era muy obstinado, y quería comprobarlo de primera mano. No había otro remedio, Wilson trató de quitarle la pistola a su alter ego, y el forcejeo recibió un disparo suyo. Cayó al suelo y quedó muerto. El otro Wilson era ahora libre para realizar su experimento, y lo hizo todo de la misma manera que su anterior yo. Mató a su abuelo, regresó al futuro, y comprendió lo de las realidades alternativas.

Era momento de recuperar su vida, pero sabía lo que pasó con su otro yo. De modo que diseñó un plan. Se escondió en una casa abandonada, enfrente del lugar donde mató a su abuelo. Se encontraba mirando a través de la ventana. El plan era disparar en el pie a su otro yo, para evitar la muerte de su abuelo. Después ya podría recogerle y curarle. En cuanto les vio a los dos frente a frente, sacó la pistola y apuntó. Pero al avanzar un paso adelante para tener mejor visión, pisó un tablón en mal estado, y se cayó por el agujero que dejó, perdiendo la vida en aquella caída. De esa manera, su otro yo pudo tranquilamente matar a su abuelo.


Así se cerró el círculo, y como consecuencia resultó que el abuelo del Wilson fue asesinado por una persona que nunca existió.