Saludos
de nuevo, me dirijo hoy a ustedes para tratar un nuevo tema que se me ha
ocurrido, los tópicos de la ciencia-ficción. ¿Nunca se han preguntado, al ver
alguna película o serie de ciencia-ficción, si lo que ahí muestran sería
posible? Por ello, he decidido recopilar algunos de los tópicos más
interesantes y explicar si podrían ser reales y por qué.
Explosiones
en el espacio:
Todos
estamos muy acostumbrados a las típicas batallas espaciales entre enormes
ejércitos que chocan entre sí. Un gigantesco crucero estelar ataca a otro con
artillería pesada, provocando enormes explosiones en su casco, y finalmente su
destrucción. ¿Cuánto hay de cierto en ello? Muchos postulan que como en el
espacio no hay oxígeno, sería imposible que algo explotase. Esto no es cierto,
un explosivo funciona incluso sin oxígeno. Dado que la explosión ocurre de
manera muy rápida, muchas veces no da tiempo a que el oxígeno atmosférico se
reponga, por ello, las bombas llevan en su composición su propio oxidante. Esto
les permite explotar más rápidamente, y hacerlo incluso bajo el agua o en el
espacio. Y aunque no se incorporara tal oxidante, podría seguir siendo posible,
pues una nave espacial, cabe esperar que si está preparada para el uso humano,
tenga una atmósfera en su interior, y que contenga oxígeno, entre otras cosas. Al
reventar el casco, un disparo debería ser capaz de poner en fuga todo ese
oxígeno causando una explosión. Y más aún, pues una nave cabría esperar que
llevase una elevada cantidad de combustible a bordo. Todo ese combustible más
el oxígeno de las zonas habitables, convierten la nave en una bomba de
relojería a punto de estallar.
Battlestar Pegasus antes de ser destruida |
Aun así, no sería explosiones similares a las de la Tierra. No hemos de olvidar que estamos en el espacio, que está vacío. Ahí los gases se expanden debido a que no hay ninguna presión exterior. Por tanto, los gases generados en la explosión saldrían expulsados en seguida, y ésta sería considerablemente corta y fugaz. No sería posible ver una nave enormemente dañada tras un combate, con grandes llamaradas por todo su casco y echando humo. Esto sí que no.
Sonidos
en el espacio:
Éste
es otro de los problemas que se nos presenta. En las películas siempre se puede
oír el fragor del combate galáctico: disparos, explosiones, choques… ¿Qué de
verdad hay en esto? Muchos dicen que el sonido no puede propagarse por el
espacio, por lo que lo que cuentan en las películas sería imposible. Y esta vez
sí que tienen razón. El sonido se propaga a través de las moléculas en el
ambiente, es como una ola. Imagínense una ola que se origina y se desplaza
hacia tierra. Una ola para moverse lo que necesita es agua, y en cuanto llega a
tierra, simplemente rompe y no puede avanzar más. Con el sonido sucede algo
similar. En el espacio no hay moléculas por las que éste pueda desplazarse. Ya se
hizo el experimento de poner un reloj en una campana al vacío y notar que
cuando se activa la alarma, no puede apreciarse ningún sonido.
Pues bien, queda demostrado así que lo que nos muestra la ciencia-ficción es falso. Pero quiero romper una lanza en su favor. Probablemente muchos directores ya sabían de este fenómeno, pero una batalla muda perdería mucho su sentido espectacular y épico. De modo que yo la considero más bien una desviación con fines estéticos, y no un fallo real de la película. Aun así, un consejo para ser más realistas: en vez de hacer una batalla muda, sería mejor hacer una batalla con banda sonora, sin los demás ruidos de la batalla, si la canción está muy bien escogida, quedará muy bien, y aportará un alto grado de espectacularidad a la batalla, si no, vean este vídeo:
Viajes
interestelares:
Probablemente,
éste sea el tema más popular y polémico en la ciencia-ficción. Pues las
distancias que separan los sistemas estelares entre sí son gigantescas. La
Voyager 1 se escapa del Sistema Solar a una velocidad de 17 km/s. Teniendo en
cuenta que la estrella más cercana (Próxima Centauri) está a 4,24 años-luz de distancia, o sea, a
4x1013 km. Si dividimos ambos término obtenemos 2,35x1012
segundos, es decir, 74.518 años. Es evidente que ese tipo de propulsión es
totalmente insatisfactorio. Hace falta más velocidad.
La
ciencia-ficción ha solventado estos problemas de muchas maneras, algunas más
realistas y otras más “imaginativas”. La verdad es que lo adecuado sería una
nave con una alta capacidad de propulsión. Por ejemplo, una que funcione a una
velocidad de 200 pc/h (1 pársec=3,26 años-luz), nos permitiría llegar a la
estrella Betelgeuse en menos de una hora. El problema está en hablar de
velocidades superlumínicas. Según la teoría de la relatividad de Einstein,
ningún objeto puede superar la velocidad de la luz (c), pues entonces su masa
se haría infinita. Esa velocidad está en c=3x108 m/s, aunque es más
sencillo usar el año-luz, que es la distancia que recorre la luz en un año: 1
año-luz/año. De esa manera, se tardarían 4,24 años en llegar a Próxima
Centauri. Pero no olvidemos que esta velocidad no es alcanzable, aunque sí que
sería posible aproximarse.
Agujero de gusano |
Una
de las soluciones más empleadas en la ciencia-ficción son los agujeros de
gusano, que permiten recorrer grandes distancias a través de unos túneles que
unen zonas distantes del tejido espacio-tiempo. Los agujeros de gusano
naturales son de diámetro cuántico (inferior a un átomo) y son altamente
inestables, a nada que se forme uno, ya se deshace y se forma otro. La idea es
crear agujeros de gusano artificiales entre dos puntos concretos y
preestablecidos. La manera en que se efectúa el viaje varía según la película o
serie.
Nave espacial por el hiperespacio |
Halcón milenario saltando al hiperespacio |
Otra
opción, menos optada por la ciencia ficción, es mejorar los sistemas de
propulsión a fin de tender a la velocidad luz (en adelante la llamaré c). Existen
muchos estudios que van en esta dirección, como el proyecto Orión o el proyecto
Dédalo, que teorizan la posibilidad de conseguir una propulsión incluso del 12%
de c. E incluso un llamado cohete de materia-antimateria podría alcanzar entre
el 50 y 80% de c. A estos niveles, los efectos de la física clásica ya no son
tan palpables, y se empieza a notar la física relativista. Se produce una
distorsión temporal, el tiempo dentro de la nave se ralentiza a medida que nos
acercamos a c. Un viaje a Próxima Centauri al 80% de c duraría 5,3 años. Esta cantidad,
aunque es elevada, muy lejos queda de los 74.518 años que tardaría la Voyager
1, y es una distancia que puede ser perfectamente por la tripulación de una
nave. Pero la realidad es mejor aún. Debido a la distorsión temporal, aunque
fuera transcurran 5,3 años, dentro de la nave habrá pasado muchísimo menos
tiempo. ¿Cuánto tiempo pasará? He encontrado una ecuación muy interesante al
respecto:
Donde
Dt0
es el tiempo medido en una nave en movimiento (por ejemplo) y Dt
sería el tiempo real transcurrido en la Tierra, v sería la velocidad de la nave
y c la velocidad de la luz. Con esta ecuación podemos “jugar” para obtener el
tiempo que nos ahorraríamos viajando a esa velocidad. Por ejemplo, para un 80%
de c, y un tiempo de 5,3 años necesarios para llegar a Próxima Centauri, se
despeja la ecuación y se obtienen 3,18 años que transcurrirían dentro de la
nave. O también, imaginemos que queremos diseñar una nave que mantenga a los
tripulantes sólo durante un año de viaje, podríamos despejar la velocidad
necesaria, que en este caso sería el 98,2% de c.
Al
margen de todos estos cálculos, querría resaltar que este método de viajar a
las estrellas es mucho más viable que el de los agujeros de gusano, ya que
presenta muchos menos problemas. Simplemente hace falta un sistema de
propulsión adecuado y una nave con un buen mantenimiento vital. Algo que
todavía no es posible, pero es más alcanzable con la tecnología actual.
Fry criogenizado |
Por
último, otro método es el de la animación suspendida. La nave viaja con medios
de propulsión habituales, muy por debajo de c. Los tripulantes sobreviven al
viaje de miles de años gracias a que pueden poner sus cuerpos en animación
suspendida, es decir, se someten a un congelación extrema, para permitir bajar
sus constantes vitales al mínimo y permanecer así largos años. El problema
deriva de la formación de cristales de hielo en las células. Dado que somos un
70% de agua, toda esta agua se congela y puede producir enormes daños en las
células, hasta el punto de que sean irreparables. Y otro obstáculo es la
reanimación, pues tras siglos de inactividad, se concibe difícil poder reanimar
a una persona. Además, esta técnica serviría sólo para explorar el espacio y no
regresar a la Tierra hasta en miles de años. No se podría usar para traer
recursos de otros sistemas solares, ni para dominar o conquistar otros
planetas. Por ello, no es un método muy usado en la ciencia-ficción.
Por
todo ello, concluyo que el método que creo más adecuado para alcanzar las
estrellas en un futuro es el segundo con diferencia además.
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